El camino de la iluminación (Becoming Enlightened; Spanish ed.)
By His Holiness the Dalai Lama
Edited by Jeffrey Hopkins / Translated by Jeffrey Hopkins
Part of Atria Espanol
Table of Contents
About The Book
En El camino de la iluminación, Su Santidad el Dalai Lama extrae prácticas de meditación del Budismo tradicional para presentar paso a paso ejercicios contemplativos diseñados para expandir la capacidad de enriquecimiento espiritual del lector, junto con marcas claras para reconocer su progreso.
Repleto de anécdotas personales y de recuentos íntimos de las experiencias del Dalai Lama, El camino de la iluminación ofrece al lector todo el conocimiento, el apoyo, la guía y la inspiracion necesarias para ser exitoso en su vida espiritual.
In Becoming Enlightened, His Holiness the Dalai Lama draws from traditional Buddhist meditative practices to present step-by-step contemplative exercises designed to expand the reader’s capacity for spiritual growth, along with clear milestones to mark progress.
Complete with personal anecdotes and intimate accounts of the Dalai Lama’s experiences, Becoming Enlightened gives readers all the wisdom, support, guidance, and inspiration they need to become successful in their spiritual lives.
Repleto de anécdotas personales y de recuentos íntimos de las experiencias del Dalai Lama, El camino de la iluminación ofrece al lector todo el conocimiento, el apoyo, la guía y la inspiracion necesarias para ser exitoso en su vida espiritual.
In Becoming Enlightened, His Holiness the Dalai Lama draws from traditional Buddhist meditative practices to present step-by-step contemplative exercises designed to expand the reader’s capacity for spiritual growth, along with clear milestones to mark progress.
Complete with personal anecdotes and intimate accounts of the Dalai Lama’s experiences, Becoming Enlightened gives readers all the wisdom, support, guidance, and inspiration they need to become successful in their spiritual lives.
Excerpt
EL CAMINO DE LA ILUMINACIÓN 1
Un libro acerca de la iluminación
Hemos llegado al siglo XXI, una época de considerable progreso material basado en gran medida en adelantos tecnológicos estimulados por una oleada de descubrimientos científicos. Sin embargo, el siglo XX estuvo plagado por una gigantesca cantidad de violencia, más que nunca antes, y a principios del siglo XXI la violencia criminal parece estar adquiriendo nuevas formas, con una potencia que crece sin cesar. Este caos no se produce debido a un insuficiente conocimiento técnico, ni por falta de materiales, sino por una mente desordenada.
Si bien muchos en este mundo disfrutan de una creciente prosperidad, muchos también permanecen en extrema pobreza. En la mayoría de los países existe una gran disparidad entre las clases sociales. Al carecer de riqueza, los pobres son terriblemente vulnerables. Piensa también en cuántos animales se crían para el matadero, en número tan grande que está perjudicando al medio ambiente.
Estos hechos lamentables se deben a la falta de un cuidado amoroso. Si aumentara la generosidad de la humanidad por las otras personas, no sólo la población del mundo sería más feliz, sino que los incontables animales cuya existencia afectamos directamente tendrían también una vida mejor. Para aumentar nuestro altruismo debemos motivarnos a nosotros mismos a tomar en consideración los efectos de nuestras acciones tanto en el presente como en el futuro.
Si el sufrimiento gratuito pudiera eliminarse y la felicidad se lograra sólo mediante el desarrollo material y la riqueza, entonces los ricos deberían estar exentos de sufrimiento, pero obviamente ése no es el caso. De hecho, una vez que la gente obtiene una buena tajada de dinero, comodidades y poder, tiende a volverse soberbia, especialmente envidiosa y particularmente codiciosa, más concentrada en hacer el mal e increíblemente aprensiva. Aquellos que viven de manera moderada no son en modo alguno inmunes a los tres venenos de la lujuria, el odio y la ignorancia, pero en su mayoría se ven considerablemente menos afectados por problemas adicionales.
¿Qué nos hace infelices? Nuestras mentes han caído en tal grado bajo la influencia de emociones autodestructivas que estas actitudes, lejos de ser vistas como perjudiciales, se acogen y se promueven. Eso es lo que nos lleva a incomodarnos.
Si la gente pudiera disfrutar de prosperidad externa y de cualidades internas de bondad, riqueza externa e interna, eso ciertamente daría lugar a una cómoda existencia humana. La felicidad, ciertamente, no proviene sólo de circunstancias externas; se deriva principalmente de actitudes internas. En la actualidad aquellos países que han alcanzado un gran progreso material están empezando a identificar que la salud física, así como las condiciones de la sociedad, están íntimamente relacionadas con nuestros procesos mentales.
La investigación analítica de los modos en que pensamos y sentimos es muy importante. A lo largo de los últimos tres mil años, en la India ha tenido lugar el análisis más profundo de los procesos mentales internos, siendo, pues, ese discernimiento al que recurro en este libro para presentar toda la gama de prácticas que conducen a la iluminación de la budeidad de un modo fácilmente accesible.
LA IDENTIFICACIÓN DEL BUDISMO
Hace unos 2550 años, Buda estableció una nueva religión en la India. Antes de ese tiempo algunas aspectos de sus ideas ya habían aparecido en ese país, pero nadie había delineado esas ideas y técnicas de manera tan concluyente como él lo haría. ¿Cuál es su esencia? La inidentidad o negación del egocentrismo. Mucho antes que él, muchos habían intentado analizar el estado de la identidad personal, sosteniendo que existe independientemente de la mente y el cuerpo. Buda llegó a la conclusión de que cuando creemos que la identidad existe independientemente, nuestro sentido innato de egocentrismo aumenta y se solidifica. Como resultado, la lujuria, la ira, la envidia y la duda que provienen del ser egocéntrico se fortalecen y se arraigan.
Viendo que esos estados mentales defectuosos tales como la lujuria y el odio se arraigan en el egoísmo, Buda enseñó algo que no había sido explicado antes, la perspectiva de la inidentidad. Esto fue excepcional y, ciertamente durante los 2500 años que han transcurrido desde entonces, nadie fuera de esta tradición ha enseñado este punto de vista.
Tal como el erudito tibetano Jamyang Shepa escribiera hacia fines del siglo XVII, «los puntos de vista budistas y no budistas se derivan de probar o refutar lo que se concibe como la opinión sobre la identidad». Al establecer el punto de vista del altruismo, el Buda enseñó que no existe un yo permanente e inmutable separado de la mente y el cuerpo. Las escuelas no budistas no sólo aceptan esa existencia, sino que se empeñan en demostrarla a través de varios enfoques, en tanto los sistemas budistas procuran refutarla.
No es que la identidad sea totalmente inexistente; es obvio que existe una entidad personal que desea la felicidad y que no quiere sufrir; pero el Buda enseñó que la identidad se crea en dependencia de la mente y el cuerpo. De este modo, Buda estableció el concepto conocido como originación dependiente que enfatiza la interrelación de todas las cosas. Pese a las apariencias de lo contrario, nada existe con carácter autónomo o en verdadero aislamiento. Todas las cosas tienen interconexiones. Este punto de vista de la originación dependiente es una enseñanza fundamental de Buda.
Originación dependiente significa que todos los fenómenos — ya sean físicos, mentales o de cualquier otra naturaleza — se producen a partir de ciertas causas y condiciones. La felicidad que busca una persona y el sufrimiento del cual quiere librarse no surgen independientemente, sino que se producen debido a causas específicas. Según el budismo, no surgen debido a causas permanentes, tales como un Creador autogénico permanente, ni a una Naturaleza permanente, como se pensaba popularmente en la India. Buda enseñó que los fenómenos se producen tan sólo en dependencia de sus respectivas causas y condiciones. Todo fluye constantemente.
Con frecuencia me preguntan cuál es el punto de vista budista y respondo diciendo que es de originación dependiente, y su conducta prescrita es la no violencia. La no violencia significa estar motivado por la compasión, que exige ayudar a los demás y, si eso no es posible, entonces al menos no hacerles daño. La originación dependiente y la compasión son la esencia de la religión budista y las claves para alcanzar su estado más elevado de conciencia: la iluminación.
Un libro acerca de la iluminación
Hemos llegado al siglo XXI, una época de considerable progreso material basado en gran medida en adelantos tecnológicos estimulados por una oleada de descubrimientos científicos. Sin embargo, el siglo XX estuvo plagado por una gigantesca cantidad de violencia, más que nunca antes, y a principios del siglo XXI la violencia criminal parece estar adquiriendo nuevas formas, con una potencia que crece sin cesar. Este caos no se produce debido a un insuficiente conocimiento técnico, ni por falta de materiales, sino por una mente desordenada.
Si bien muchos en este mundo disfrutan de una creciente prosperidad, muchos también permanecen en extrema pobreza. En la mayoría de los países existe una gran disparidad entre las clases sociales. Al carecer de riqueza, los pobres son terriblemente vulnerables. Piensa también en cuántos animales se crían para el matadero, en número tan grande que está perjudicando al medio ambiente.
Estos hechos lamentables se deben a la falta de un cuidado amoroso. Si aumentara la generosidad de la humanidad por las otras personas, no sólo la población del mundo sería más feliz, sino que los incontables animales cuya existencia afectamos directamente tendrían también una vida mejor. Para aumentar nuestro altruismo debemos motivarnos a nosotros mismos a tomar en consideración los efectos de nuestras acciones tanto en el presente como en el futuro.
Si el sufrimiento gratuito pudiera eliminarse y la felicidad se lograra sólo mediante el desarrollo material y la riqueza, entonces los ricos deberían estar exentos de sufrimiento, pero obviamente ése no es el caso. De hecho, una vez que la gente obtiene una buena tajada de dinero, comodidades y poder, tiende a volverse soberbia, especialmente envidiosa y particularmente codiciosa, más concentrada en hacer el mal e increíblemente aprensiva. Aquellos que viven de manera moderada no son en modo alguno inmunes a los tres venenos de la lujuria, el odio y la ignorancia, pero en su mayoría se ven considerablemente menos afectados por problemas adicionales.
¿Qué nos hace infelices? Nuestras mentes han caído en tal grado bajo la influencia de emociones autodestructivas que estas actitudes, lejos de ser vistas como perjudiciales, se acogen y se promueven. Eso es lo que nos lleva a incomodarnos.
Si la gente pudiera disfrutar de prosperidad externa y de cualidades internas de bondad, riqueza externa e interna, eso ciertamente daría lugar a una cómoda existencia humana. La felicidad, ciertamente, no proviene sólo de circunstancias externas; se deriva principalmente de actitudes internas. En la actualidad aquellos países que han alcanzado un gran progreso material están empezando a identificar que la salud física, así como las condiciones de la sociedad, están íntimamente relacionadas con nuestros procesos mentales.
La investigación analítica de los modos en que pensamos y sentimos es muy importante. A lo largo de los últimos tres mil años, en la India ha tenido lugar el análisis más profundo de los procesos mentales internos, siendo, pues, ese discernimiento al que recurro en este libro para presentar toda la gama de prácticas que conducen a la iluminación de la budeidad de un modo fácilmente accesible.
LA IDENTIFICACIÓN DEL BUDISMO
Hace unos 2550 años, Buda estableció una nueva religión en la India. Antes de ese tiempo algunas aspectos de sus ideas ya habían aparecido en ese país, pero nadie había delineado esas ideas y técnicas de manera tan concluyente como él lo haría. ¿Cuál es su esencia? La inidentidad o negación del egocentrismo. Mucho antes que él, muchos habían intentado analizar el estado de la identidad personal, sosteniendo que existe independientemente de la mente y el cuerpo. Buda llegó a la conclusión de que cuando creemos que la identidad existe independientemente, nuestro sentido innato de egocentrismo aumenta y se solidifica. Como resultado, la lujuria, la ira, la envidia y la duda que provienen del ser egocéntrico se fortalecen y se arraigan.
Viendo que esos estados mentales defectuosos tales como la lujuria y el odio se arraigan en el egoísmo, Buda enseñó algo que no había sido explicado antes, la perspectiva de la inidentidad. Esto fue excepcional y, ciertamente durante los 2500 años que han transcurrido desde entonces, nadie fuera de esta tradición ha enseñado este punto de vista.
Tal como el erudito tibetano Jamyang Shepa escribiera hacia fines del siglo XVII, «los puntos de vista budistas y no budistas se derivan de probar o refutar lo que se concibe como la opinión sobre la identidad». Al establecer el punto de vista del altruismo, el Buda enseñó que no existe un yo permanente e inmutable separado de la mente y el cuerpo. Las escuelas no budistas no sólo aceptan esa existencia, sino que se empeñan en demostrarla a través de varios enfoques, en tanto los sistemas budistas procuran refutarla.
No es que la identidad sea totalmente inexistente; es obvio que existe una entidad personal que desea la felicidad y que no quiere sufrir; pero el Buda enseñó que la identidad se crea en dependencia de la mente y el cuerpo. De este modo, Buda estableció el concepto conocido como originación dependiente que enfatiza la interrelación de todas las cosas. Pese a las apariencias de lo contrario, nada existe con carácter autónomo o en verdadero aislamiento. Todas las cosas tienen interconexiones. Este punto de vista de la originación dependiente es una enseñanza fundamental de Buda.
Originación dependiente significa que todos los fenómenos — ya sean físicos, mentales o de cualquier otra naturaleza — se producen a partir de ciertas causas y condiciones. La felicidad que busca una persona y el sufrimiento del cual quiere librarse no surgen independientemente, sino que se producen debido a causas específicas. Según el budismo, no surgen debido a causas permanentes, tales como un Creador autogénico permanente, ni a una Naturaleza permanente, como se pensaba popularmente en la India. Buda enseñó que los fenómenos se producen tan sólo en dependencia de sus respectivas causas y condiciones. Todo fluye constantemente.
Con frecuencia me preguntan cuál es el punto de vista budista y respondo diciendo que es de originación dependiente, y su conducta prescrita es la no violencia. La no violencia significa estar motivado por la compasión, que exige ayudar a los demás y, si eso no es posible, entonces al menos no hacerles daño. La originación dependiente y la compasión son la esencia de la religión budista y las claves para alcanzar su estado más elevado de conciencia: la iluminación.
Product Details
- Publisher: Atria Books (February 9, 2010)
- Length: 352 pages
- ISBN13: 9781439138731
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- Book Cover Image (jpg): El camino de la iluminación (Becoming Enlightened; Spanish ed.) Trade Paperback 9781439138731(0.1 MB)